Ora, come y ama ...en Puerto Rico
Recorrí demasiado rápido Puerto Rico. Pero no dudo que fue Dios quien me premió con la oportunidad de haber estado ahí, rodeada de mi color favorito, pues todo ángulo te ofrece en un parpadeo, un destello de mar azúl, y entre la clara arena, los cocoteros, las flores, el coquí que canta como pájaro y las hermosas combinaciones humanas que encuentras por la calle, aquellas broncíneas pieles y ojos con tonos marinos y miel. Gente alegre, de palabras sabrosas y viandas absolutamente infranqueables, riquísimas en nombre y variedad. Cómo no extrañar algún buen mofongo, arroz con yautiyas, alcapurras, pescao (no pescado) un buen arroz mamposteado, unos pasteles que nosotros llamamos tamales y que son de increíble sabor por cuanto no se usa masa de maíz sino masa de plátanos o yuca y se rellenan de cerdo adobado para luego cocinarse al vapor envueltos en hojas de plátano. Dios! No logré abstenerme de comer al menos 4 de esos y quien sabe cuántos buñuelos de mofongo rellenos de chicharrón que muy seguramente adicionaron algún soberano kilito a mi cuerpo. Anoté en mi bitácora nombres de lugares que me atrajeron con sus terminaciones caldosas, como Humacao, Cayey, Cupey,Guaynabo o Mayaguez. Encantada de la vida, volvería a esa Isla donde hay una placa que asegura que ahí se inventó la piña colada y en cuyas calles, se respira un tango de anhelos encontrados entre los que se conforman con el status quo y los que se llenan con sueños de autodeterminación, es el perfume de la aspiración colectiva, que se filtra de boca en boca, de corazón en corazón en el imaginario colectivo, en su más alta cultura, que se aplaude y late fuerte en cada alma, cuando se pronuncia tan contundente la palabra Patria o la palabra Libertad.
Aún tengo pendiente una maleta de 11 kilos de literatura latinoamericana, y dos libros en particular hermosos: una antología de Luis Palés Matos y otro sobre el pensamiento de Hostos ambos obsequiados por un poeta de gran calidad humana entre tantos poemas contemporáneos que en abundancia produce el alma borinquen. Cito esa película que acaba de salir de cartelera, eat, pray and love... a lo que agrego:- en Puerto Rico. Por qué no?
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