Conocer la Nieve
Este fue mi primer invierno en DC. Nicaragua aunque
tiene cierta precipitación pluvial a partir de mayo, goza de un verano perenne
y yo, jamás había visto la nieve. Me pareció como el lago de los cisnes
ejecutado por un Bólshoi divino. Ese día quiso Dios que por aparente castigo,
fuera a dejar unos documentos a otro
edificio. Era un dia frío, traía capas de ropa, abrigo, sombrero de lana,
guantes, y botas para la esperada nieve. Y entonces, se dejó sentir con leve
dulzura. La risa de unos niños me confirmó que se trataba de ella, la nieve decembrina,
asaltando tardía, apenada, desposando con ternura los arbustos, acariciando los
recordados cabellos, manoseando los inexpresivos cuerpos de quienes, me pareció,
han tenido muchos inviernos. Pero ese no era mi caso, yo era otro infante buscando
el origen del fenómeno, alzando mi rostro para sentir sus besos y dejarme amar
por lo nuevo.
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